La luz puede tener efectos en nuestro estado de ánimo. Así, por ejemplo, una luz cálida nos transmite tranquilidad y relajación. Por su parte, la luz fría ayuda a mantener la productividad. Sin duda, esta última será la elección idónea para un espacio de trabajo. Y, por supuesto, la ausencia de luz natural puede provocar depresión, perjudicar nuestra salud e incluso alterar nuestro descanso nocturno según concluyen ciertos estudios.
Vamos a ver cómo sacar provecho de la iluminación artificial para no andar a tientas en esta cuestión.
Procura que en todas las habitaciones de tu hogar haya al menos una luz en el techo. No olvides el recibidor y los pasillos. De lo contrario, acabarás sufriendo engorrosas sombras, sobre todo cuando recibes a algún invitado en casa.
Luego es posible que necesitemos acentuar determinadas zonas de la habitación con focos más intensos y destacar, de esta manera, elementos u objetos decorativos que nos gustan especialmente.
Esta clase de luz se refleja sobre paredes y techos. Desde ahí va paulatinamente resbalando por las distintas superficies hasta quedar su intensidad más atenuada.
Dicho esto, abordamos cómo ha de ser la iluminación en las áreas más importantes de la casa. Así, empezamos en primer lugar con la cocina:
Este espacio necesita una correcta planificación, ya que en él preparamos comidas a cualquier hora del día y no puede faltarnos un adecuado caudal de luz. Te recomendamos que prestes una atención especial a la encimera (podemos colocar un plus de luz bajo los armarios de esta zona). No descuides los fuegos con un punto de luz en la campana extractora. Por supuesto, una luz general es un elemento indispensable.
Debemos apostar por una iluminación general y luego reforzarla con lámparas de techo instaladas sobre el área del comedor, por ejemplo. Puedes complementar con bonitas lámparas de pie para un rincón de lectura.
No hace falta que incidamos en la importancia de iluminar la zona del lavabo, ya que en él realizamos tareas como lavarnos los dientes, limpiarnos el rostro, afeitarnos la barba maquillarnos o ponernos las lentillas, entre otros. Por lo tanto, es fundamental la presencia de una buena luz que nos permita hacerlo con facilidad.
Eso sí, una luz general no debe faltar.
En suma, esta cuestión es la primera que abordamos en cualquier casa nueva, pero debemos tener muy presente antes cómo distribuiremos los muebles. A veces sucede que colocamos las luces y, después, nos topamos con que la mesa del comedor apenas cuenta con iluminación. En definitiva, ambos aspectos van de la mano.
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