Aunque es cierto que España es uno de los países más seguros del mundo, no podemos pasar por alto el detalle de que, según datos del Ministerio del Interior, los robos con fuerza en domicilios han aumentado casi un 2 % durante este 2018. Por lo tanto, conviene hacer hincapié en nuestra seguridad, pero ¿cómo? Sin duda, una de las fórmulas más populares consiste en la instalación de alarmas.
La instalación de un sistema de alarma ha sido durante muchos años prácticamente la única fórmula para proteger nuestro hogar de los intrusos.
Así, diversas empresas de seguridad ofrecen su experiencia en este campo. Su principal ventaja es que avisan de la presencia de desconocidos en la casa y notifican a una central de alarmas acerca de la intromisión.
Todo ello a cambio del pago por parte del cliente de una cuota mensual. El funcionamiento de las alarmas con aviso a central es el siguiente:
La alarma salta en casa.
La central receptora de alarmas de la compañía recibe la señal y comprueba a través de las cámaras si se observa a algún intruso o cualquier detalle que induzca a sospechar un posible allanamiento.
La central contacta con el propietario de la alarma o con aquella persona que haya indicado para informar de lo sucedido.
Si se confirma que efectivamente se ha producido un allanamiento, la central lo comunica a la policía para que se presente en el hogar del cliente, pues podría haberse producido un intento de robo.
El desarrollo de la tecnología ha permitido que actualmente tengamos a nuestra disposición nuevos métodos para defender nuestros hogares sin que ello suponga contratar un servicio con una empresa de seguridad.
Recientemente, Amazon ha sacado al mercado una nueva hornada de productos que se pueden conectar con Alexa, el asistente de voz de la compañía. Entre ellos encontramos los altavoces Echo, que nos alertan ante el sonido de posibles cristales rotos —como una ventana que rompe un ladrón para colarse por ella— o la presencia de monóxido de carbono —por un incendio— en el hogar.
En ambos casos, el sistema notifica a los usuarios de la situación. Por lo tanto, se trata de un sistema de alarma que no pasa el aviso a una central, sino al dueño que será quien deba ocuparse de avisar a la policía.
En el mercado encontramos infinidad de dispositivos de naturaleza similar que cuentan con detectores de presencia y también sistema de videovigilancia. El inconveniente para algunos es precisamente que este tipo de aparatos no están conectados a una central, lo cual puede dejar desamparado al propietario.
Así, en caso de que el dueño se halle en casa cuando los ladrones accedan a su interior, la central no será avisada. Será el mismo usuario el que reciba la alerta, el mismo que quizá pueda encontrarse en una delicada situación si los delincuentes le tienen amordazado o incomunicado. En este sentido, este tipo de métodos podríamos considerarlos más bien un sistema disuasorio para los ladrones antes que un sistema de seguridad.
Expuestos ambos sistemas, corresponde al usuario decidir cuál le inspira más seguridad y si cree conveniente contratar un sistema de alarma donde a cambio del pago de una cuota mensual, una central recibirá el aviso de cualquier incidencia que pueda estar produciéndose en su casa.
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