Sin duda, rescatar un viejo mueble y actualizarlo a los gustos imperantes supone todo un ejercicio de sostenibilidad, pero también podemos adquirir uno nuevo y tener la completa seguridad de que estamos cuidando nuestro entorno. De hecho, este tipo de mobiliario se distingue básicamente por lo siguiente:
Fabricación local y, por lo tanto, se prescinde del transporte de muebles que llegan desde la otra punta del mundo. En muchas ocasiones desde China donde se ha seguido un proceso para su fabricación del que prácticamente ignoramos todo.
Maderas recicladas, recuperadas o procedentes de bosques cercanos gestionados de forma responsable. Así, suelen contar con el certificado PEFC. De esta manera, cuando se tala un árbol, se planta otro en su lugar.
El embalaje y su medio de transporte también buscan ser lo más respetuosos posible. Por este motivo, se evita el empleo de plásticos.
Por supuesto, un mueble sostenible, además de ser cuidadoso con el medio ambiente, está realizado íntegramente en materiales naturales, ya sean de origen animal, vegetal o mineral. ¿Es necesario recordar que el plástico o el PVC no gozan de tal consideración? No, claro que no. Aunque son materiales estupendos para otra clase de cometidos, los muebles ganan en calidad y sostenibilidad si se fabrican a partir de materias primas renovables y naturales.
En estos muebles también se suele apostar por la fabricación artesanal. El proceso, además, busca emitir las menores cantidades de CO2 a la atmósfera para, de esta manera, no alimentar el temido efecto invernadero.
En suma, para que un mueble pueda ser considerado como tal necesita un adecuado estudio del proceso de producción de los materiales, así como su origen, fabricación, producción e incluso transporte. Hoy en día todo esto se puede evaluar con diferentes programas de software.
Gracias a este tipo de muebles evitamos la deforestación y conseguimos construir un mundo con condiciones más justas para sus trabajadores.
Pero además de lo reseñado, hay muchos más aspectos que priman en un mueble sostenible y que lo vuelven tan especial y necesario. En concreto, hablamos de los siguientes:
Durabilidad con una larga vida útil que nos permite disfrutar del mueble durante muchos años y que, por lo tanto, no nos veamos abocados a comprar uno nuevo cada cierto tiempo debido a que el anterior se ha roto o estropeado.
Reducir la cantidad de materia prima necesaria para su elaboración.
En su diseño se ha previsto que, en caso de presentar algún deterioro por el uso, sea fácilmente reparable y que, por lo tanto, se pueda alargar su uso.
Cuando concluya su vida útil, el desmontaje ha de ser fácil para su correcto reciclaje y posible separación de los materiales que lo componen.
Buscar que el residuo que genero sea prácticamente cero. Es decir, cuando un mueble de estas características cumple su ciclo y no quede otra que desecharlo, los residuos deben ser mínimos y, por supuesto, biodegradables.
Los materiales sostenibles son capaces de biodegradarse y esto ayuda a mantener el equilibrio ambiental. Sin duda, como ejemplos de ello podemos citar la madera, el mimbre, el ratán, el corcho, el lino, el algodón, la cerámica, el barro o la piedra, entre otros.
Tampoco podemos olvidar que no solo son más respetuosos con la naturaleza, sino que también se alían con nuestra salud. En este sentido, es importante saber que los lacados y los barnices, o las maderas contrachapadas casi siempre llevan incorporados tóxicos que se convierten en compuestos volátiles.
A su vez, materiales como el PVC o el vinilo suelen contener ftalatos y otros disruptores endocrinos. En cambio, un mueble sostenible evita el empleo de todos estos añadidos químicos que pueden afectar a nuestra salud con consecuencias desconocidas.
Muchos muebles sostenibles se crean a partir de madera reciclada de otros muebles que ya cumplieron su ciclo, pero que pueden ser reaprovechados.
Sin duda, la madera reciclada destaca por su bonito aspecto a viejo, con un recorrido que deja unas marcas en la madera que cada vez son más apreciadas. A día de hoy, suponen una forma de decorar tu hogar en la que se respeta al 100 % el medio ambiente.
En el caso de no ser posible y se tenga que emplear madera nueva, estos muebles apuestan por la certificación PEFC (Asociación para la Certificación Española Forestal), con el sello FSC (Forest Stewardship Council) e incluso algunos agregan la certificación Animal Free Cruelty que otorga PETA (People for the Ethical Treatment of Animal). Todos estos sellos no garantizan que estamos ante un mueble ecológico sin trampa ni cartón.
Por supuesto, el mueble mantiene una apariencia natural dado que no se aplican tratamientos químicos o barnices.
Los muebles sostenibles están de plena vigencia. De hecho, cada vez surgen nuevos fabricantes dispuestos a salir al paso de esta nueva sensibilidad medioambiental con muebles bonitos, modernos y de calidad que –eso sí– pueden resultar en algunos casos un poco más caros que los manufacturados sin tener en cuenta estas cuestiones. Aunque nos podemos llevar grandes sorpresas como es el caso de Lufe, un fabricante que pretende crear muebles ecológicos, pero a un precio bastante competitivo.
También Hannun se inscribe en la línea del mueble respetuoso con el entorno. Estamos seguros de que si te has propuesto vestir de ecología tu casa –de arriba abajo– podrás hacerlo gracias a las numerosas marcas que han empezado a ofrecer este tipo de mueble en España.
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