Si quieres saber qué es la inmótica, únicamente deberías echar un vistazo a lo que nos cuentan al respecto en la web de la Asociación Española de Domótica e Inmótica (CEDOM). En dicho organismo explican que la inmótica es el conjunto de tecnologías aplicadas al control y la automatización inteligente de edificios no destinados a la vivienda. Es decir, hoteles, hospitales, centros comerciales, colegios o universidades, entre otros. Gracias a la inmótica se consigue gestionar de forma eficaz la energía, al tiempo que se gana en seguridad, confort y comunicación entre el usuario y el sistema.
Pero ¿cuál es la diferencia entre domótica e inmótica? Al respecto en Domotizados, una web especializada en el tema, nos cuentan que mientras la domótica son sistemas inteligentes que tienen como objetivo administrar los sistemas e instalaciones de una casa particular, la inmótica realiza la misma función con todo un edificio.
Sin embargo, el uso de uno de estos sistemas no implica que sea incompatible con el empleo del otro. De esta manera, un edificio de viviendas puede estar gestionado a través de la inmótica y cada uno de los hogares que lo integran puede disponer de un sistema domótico en concreto.
En esta misma web nos cuentan que el uso de la inmótica puede suponer un ahorro energético de hasta el 40 % en una construcción de grandes proporciones. Lo cierto es que esta tecnología ayuda a controlar los sistemas de vigilancia, ascensores, iluminación, sistemas de riego, calefacción o climatización en puntos de control centralizados.
Según podemos leer el portal especializado Casa Digitales, los usuarios de un edificio equipado con un sistema de inmótica integral ven mejorada tanto su seguridad como su confort. De esta manera, se pueden despreocupar de aspectos como subir o bajar las persianas, encender las luces o el control de la temperatura. También previene de posibles accidentes y desperfectos, pues alerta de incendios y fugas de agua.
Por supuesto, y como decíamos en un párrafo anterior, todo ello mejora el rendimiento energético del edificio pues hay un mayor control de la iluminación y el consumo. De esta manera, se evita el despilfarro que ocasiona la gran cantidad de aparatos y luces encendidas que se quedan a diario encendidas en un edificio de oficinas por simple descuido de los usuarios. Esto no sólo repercute negativamente en el medio ambiente, con la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, sino que supone un aumento de costes para las empresas.
En conclusión, la inmótica es una tecnología que nos permite ahorrar energía, además de mejorar el confort y la seguridad de las personas. Conviene recordar que la domótica y la inmótica son dos tecnologías compatibles de cuyo uso podemos beneficiarnos, por lo tanto, al mismo tiempo.
O cuéntanos lo que necesitas y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible