Cuando hablamos de casa en estos casos nos referimos básicamente a la familiar que es en la que residen tanto la pareja como los hijos hasta el momento en el que surge el conflicto matrimonial.
Sin embargo, a raíz de la ruptura se debe decidir quién se queda con la casa. En definitiva, ¿quién tiene derecho a permanecer en ella cuando se da por extinguida la relación?
En el mejor de los casos, los ex cónyuges son capaces de llegar a un acuerdo y determinar a quién le corresponde el uso y disfrute de la casa en el mismo convenio regulador donde se concretan todos los detalles legales del divorcio, pero en ocasiones esto no es posible y es el juez quien debe decidir.
En este caso, se tiene en cuenta básicamente si hay hijos menores ya que la casa acabará en poder del miembro de la pareja que tenga atribuida la patria potestad de estos, pues a los niños se les debe garantizar una vivienda.
Es posible que los padres tengan una custodia compartida y que el juez establezca que se vayan turnando en la casa dependiendo del momento en que les toque ocuparse de los menores.
Así, por ejemplo, si el padre tiene concedido el cuidado de los hijos dos semanas al mes, se mudará a la vivienda cuando llegue ese momento y la abandonará cuando a la madre le toque asumir la custodia de los pequeños. Es decir, los miembros de la pareja se rotarán en la casa.
Aunque lo habitual en estas situaciones es que el titular de la vivienda sea el que finalmente se quede con ella, es posible que el juez opte por conceder la vivienda al cónyuge que por sus circunstancias personales, como problemas de salud o una delicada situación económica, se encuentre más necesitado de protección.
Otra posibilidad es que los cónyuges estén casados en régimen de sociedad de gananciales. Pero puede que no se pongan de acuerdo con respecto a la vivienda que también se considera un bien ganancial.
En esta situación será precisa la intervención del juez que puede optar por permitir que ambos permanezcan en la vivienda hasta que finalmente se liquide la sociedad de gananciales y la casa se asigne a uno de ellos.
Lo cierto es que no resulta fácil determinar a priori quién se queda con la casa en un divorcio pues existen multitud de variables que debe valorar el juez, pero sí que es cierto que en líneas generales la cuestión se dirime de la manera que hemos explicado.
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