1. Elige el color principal que vas a poner en la mesa, ya sea para un mantel que cubra toda la superficie o para manteles individuales. Es una decisión importante ya que cada color transmite una sensación diferente.
¿Nuestra elección? El color azul que, aunque sea un color frío, transmite una sensación de tranquilidad y tiene un efecto relajante.
2. Añade elementos que combinen con el color principal. Tu elección puede basarse en diferentes patrones para lograr una armonía o aportar un contraste visual coherente.
Puedes optar por algo sencillo y que nunca falla: la combinación monocromática. Es decir, en base al color principal, el azul, el resto de los colores tendrán diferentes tonalidades como azules más claros y oscuros.
3. ¡Guarda los vasos aburridos y saca las copas! Aportarán un toque elegante y formal a tu mesa.
4. Es el momento de elegir la vajilla que vas a poner en la mesa. Ten en cuenta que es otro de los elementos principales y forma parte de la decoración. ¿Un consejo? Utiliza una vajilla con un color acorde al principal.
5. Añade otros elementos decorativos: velas, servilletas de colores o flores. ¡Cada detalle cuenta!
Como ves, es muy sencillo darle un toque más veraniego a tu mesa. Ahora solo queda preparar la comida y disfrutarla. Bon appétit!
O cuéntanos lo que necesitas y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible