Es cierto que encenderla dependerá de la zona en la que vivamos, pues no es lo mismo una vivienda en el norte de España que en el sur. Aunque tanto en un caso como en otro es imprescindible que antes de activarla pasemos una adecuada revista a la caldera para evitar sorpresas.
Es recomendable una revisión con cierta periodicidad para la durabilidad de las propias instalaciones. Conviene recordar que la revisión técnica por parte de profesionales cualificados previene las averías, además de mejorar el funcionamiento de los aparatos.
Antes del encendido de la calefacción, es recomendable realizar un purgado de todos los radiadores. Esto te servirá para eliminar el aire que se haya ido acumulando en el interior del aparato durante los meses de verano. Para ello necesitarás girar la válvula. Puedes emplear el canto de una simple moneda. Escucharás un silbido y, al poco, comenzará a brotar agua en mayor o menor medida dependiendo del tiempo que lleves sin purgar. No olvides colocar debajo un recipiente para recoger el líquido que vaya emanando.
Una manera muy eficaz de averiguar si los radiadores necesitan que los purguen es observar si la parte inferior está caliente y si la superior se encuentra más fría. Si es así, definitivamente en su interior almacena aire.
La presión es otro de los aspectos que exigen una constante vigilancia. Para comprobar cuál es su valor, has de encender la calefacción, aguardar unos minutos y asegurarte de que no se encuentre muy baja.
De lo contrario, no funcionará. Una técnica para rebajarla es purgar algún radiador. Ya sabes lo que tienes que hacer.
En ocasiones podemos postergar el encendido de la calefacción. De hecho, te recomendamos que sobrelleves los primeros fríos con algo más de ropa de abrigo en casa. No hay razón para insistir en llevar manga corta durante el invierno gracias a una calefacción a pleno rendimiento.
Lo cierto es que podemos citar dos razones de peso que te animarán a aplazar el momento de activarla:
El medio ambiente, pues también la calefacción contamina. En este sentido, las emisiones de CO2 que produce el uso de la calefacción y el agua caliente sanitaria (ACS) en una vivienda de 100 m2 en la que conviven cuatro personas ronda las dos toneladas anuales.
El ahorro en la factura también es importante. De hecho, por cada grado que se incrementa la temperatura, el gasto sube en un 7 %. Lo más adecuado es fijar la temperatura en invierno entre los 19 y 21 grados, según recomienda el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE).
En suma, es importante que antes de su encendido nos ocupemos de una correcta puesta a punto. Además, recuerda que llevar una ligera ropa de abrigo durante los primeros meses del otoño en el interior de la vivienda puede ser todo un acierto desde un punto de vista medioambiental y, por supuesto, para nuestro bolsillo.
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