Estamos ante una tendencia muy en boga en los últimos años, pues cada vez hayamos más personas interesadas en cultivar sus propias frutas y verduras en la terraza de casa. Además, no es nada difícil pues existen infinidad de libros y artilugios que han sido especialmente concebidos para que te conviertas en el perfecto horticultor urbano. Ya verás que, a pesar de que tu terraza o balcón no sean precisamente amplios, existen fórmulas para conseguirlo. En este sentido, según nos explican en la revista El mueble, nos bastará con contar con un recipiente de entre 7 y 15 centímetros de largo para poder lanzarnos al cultivo de todo aquello que se nos antoje: judías, guisantes, calabazas, rábanos, berenjenas, albahaca, menta... Lo más importante es que el recipiente tenga un fondo resistente.
Aunque es cierto que los maceteros de plástico son los más baratos y ligeros, el barro es un material más sostenible pues, a diferencia del anterior, es biodegradable. También en el artículo citado con anterioridad añaden que este material respeta más la temperatura de la tierra.
Si disponemos de espacio, podemos instalar una mesa de cultivo fabricada en acero galvanizado, de montaje sencillo y, por supuesto, ligera y con alta resistencia a la humedad. Es ideal porque esta mesa tiene cierta altura y, por lo tanto, nos evita tener que adoptar incómodas posturas.
También existen cajas de cultivo, como las ideadas por Planeta Huerto y de cuyo uso nos ponen al tanto en este apartado, que tienen una meta mucho más ambiciosa, pues podrás cultivar tus propias frutas y verduras en tu propio salón.
Tal y como nos recomiendan en el blog de Intermón Oxfam, es imprescindible que nuestro huerto reciba agua y luz en cantidades óptimas. En concreto, debe recibir al menos 6 horas de exposición solar. Una vez plantadas las semillas, debemos procurar regarlas una vez al día. Las mejores horas para hacerlo son las de la tarde, especialmente en verano, ya que así evitaremos que se evapore el agua y el riego será mejor.
Por supuesto, no olvides que hay un calendario para cada siembra A este respecto, en la revista Hola nos proporcionan una serie de pautas que nos orientan acerca de las fechas apropiadas.
Así, con el nuevo año, entre enero y febrero podemos empezar a sembrar las siguientes verduras:
A finales de invierno, podemos aprovechar para plantar fresas, que crecen bien en las macetas. Al comienzo de la primavera, entre abril y mayo, podemos plantar lo siguiente:
Lo cierto es que la mayoría de las hortalizas y verduras que consumimos admiten su cultivo en macetas. La única diferencia es que no se tratará de una gran cosecha.
En definitiva, basta con contar con una terraza o balcón para empezar a cultivar nuestros propios productos y (quizá, incluso, puedas montar algo en tu propio salón). Si indagas por internet, verás que el mercado ha desarrollado productos especiales para estos espacios reducidos que nos permitirán sacar adelante una pequeña, pero sabrosísima cosecha de productos. Además, disfrutaremos procurando los mimos y cuidados necesarios para que la planta nos obsequie con sus frutos.
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