Pero no te preocupes, ya que contamos con muchos trucos que te ayudarán a llevar a cabo esta tarea. Verás cómo consigues limpiar la pared sin causar daño alguno al papel pintado. Por lo tanto, presta atención a todo lo que sigue.
En cualquier caso, ya te adelantamos que el papel pintado es mucho más resistente a las manchas y a la suciedad de lo que mucha gente piensa. Aunque, por supuesto, siempre hay que cuidarlo. Pero con todos estos consejos que encontrarás a continuación se mantendrá como nuevo durante muchos años.
No todos los papeles pintados son iguales y, por lo tanto, los cuidados diferirán dependiendo de su composición. Vamos a ver algunos de los casos más comunes:
El papel vinílico es el más fácil de limpiar. Basta frotar las manchas o la suciedad con un trapo mojado debidamente escurrido en agua jabonosa.
El papel pintado de tejido no tejido está fabricado a partir de una mezcla de fibras sintéticas. Aunque es bastante resistente, parece no llevarse demasiado bien con el agua. Conviene elegir un modelo lavable.
El papel pintado de fibras naturales hay que tratarlo con mucha delicadeza a la hora de limpiarlo y siempre debemos hacerlo en seco.
Recuerda que antes de ponerte a la tarea es conveniente revisar las indicaciones del fabricante que nos puede ser de gran ayuda a la hora de llevar a cabo su mantenimiento y limpieza.
Pero abstente de empapar la bayeta en el caso de que el papel sea antiguo, ya que estos solo admiten una limpieza en seco. Por lo tanto, ten presente esta cautela antes de ponerte a limpiar.
Una vez hechas estas puntualizaciones, vamos a ver cómo hemos de proceder ante una mancha:
Limpia el polvo al menos una vez al mes con un plumero. De esta manera, podrás alcanzar los puntos más inaccesibles.
Elimina manchas puntuales con una goma de borrar. En el caso de que no funcione, puedes utilizar un paño húmedo. Pero procura no hacerlo con mucha fuerza, ya que corres el riesgo de deteriorar el papel.
Si se trata de una mancha de grasa, puedes emplear unos polvos de talco que te ayudarán a absorber mejor la mancha. También la maicena puede servirte. Conviene que la tapes con un pequeño plástico y que lo dejes actuar durante al menos 24 horas. Una vez transcurrido este tiempo, podrás retirar el producto.
Por supuesto, también te advertimos acerca de una serie de sustancias que nunca debes aplicar sobre el papel pintado dado que corres el riesgo de echarlo a perder. Te los detallamos a continuación:
No recurras a sustancias agresivas como el amoníaco o la lejía.
Antes de aplicar cualquier producto, haz una pequeña prueba en un lugar poco visible para asegurarte de que no daña el papel.
No rasques con espátulas, estropajos o cualquier otro instrumento abrasivo.
No olvides, además, recurrir a unos sencillos trucos que pueden ayudarte en tu cometido de tener el papel de tus paredes en perfecto estado de revista. ¿Quieres saber cuáles son?
No uses los detergentes de uso habitual, ya que son muy fuertes y normalmente no han sido concebidos para su aplicación para el papel. En su lugar puedes emplear una solución diluida de bicarbonato de sodio y limón.
El vinagre puede ser un excelente aliado de limpieza, así que no dudes en emplearlo.
Puedes usar una aspiradora si crees que el plumero es demasiado lento.
Evita los estropajos sintéticos, mejor los naturales.
También es importante enseñar a nuestros hijos, sobre todo si son de corta edad, para que no pinten con los colores o bolígrafos el papel. De lo contrario, será una lucha encarnizada.
Estamos seguros de que todas estas recomendaciones te servirán de gran ayuda a la hora de alargar la vida útil de tu papel. Es cierto que estas estancias quedan preciosas y por nada del mundo nos gustaría ver el resultado arruinado por unas manchas o una limpieza mal ejecutada que ha acabado agravando el problema, ¿no te parece?
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