No es nada extraño que, de vez en cuando, en nuestra cocina, en el lavabo del baño o incluso en la ducha se produzcan tapones de suciedad que impiden que fluya el agua. En el caso de la cocina, además, puede ser especialmente desagradable pues los restos de comida que han quedado atascados en el desagüe producen malos olores.
Una manera rápida de acabar con el problema es empleando un desatascador de ventosa que nos permitirá sacar la suciedad que estaba obstruyendo el desagüe.
De esta manera podremos solucionar los atascos leves, pero no así los más graves en los que es posible que necesitemos echar mano de un desatascador químico. Estos los encontramos con facilidad en cualquier superficie comercial y requerirán que los dejemos más o menos tiempo actuando en función de la gravedad del atasco. Los casos más severos pueden necesitar que no abramos el grifo del agua durante toda la noche para que el producto pueda realizar su trabajo.
No obstante, es cierto que también existen maneras mucho más naturales y respetuosas con el medio ambiente de acabar con el estancamiento. En concreto, la combinación del bicarbonato y el vinagre ha demostrado poder hacer maravillas en este sentido.
Además de inocuos para la vida marina, estos dos productos son muy baratos y podremos usarlos cuantas veces queramos sin temor a los vapores que desprenden.
Vamos a ver cómo usarlo correctamente para acabar con un atasco:
Vacía todo. Necesitamos que no haya agua estancada. De lo contrario, no podremos trabajar bien.
Llenamos una taza de bicarbonato y la vertemos por el fregadero, la ducha o el lavabo (lo que toque).
Después repetimos la operación con una taza de vinagre que también vaciaremos en el desagüe.
Puedes reforzar el efectos de estos productos colocando el tapón que ayudará a que los vapores del vinagre se concentren en la tubería y no emanen hacia el exterior.
Déjala actuar durante al menos 5 minutos antes de quitar el tapón, pero si puedes ampliar este tiempo, ¡mucho mejor!
Abre el grifo del agua y deja que corra el agua bien caliente. Puedes reforzar el efecto echando agua hirviendo de una cacerola.
Si no se queda el agua retenida, ¡perfecto! Si aprecias que el atasco persiste, repite todo este procedimiento.
En cualquier caso, para evitar que este tipo de situaciones se produzcan trata de limpiar muy bien los platos antes de colocarlos en el fregadero. Tampoco viertas aceite usado de la sartén, pues esta práctica resulta dañina para el medioambiente pero también para tus cañerías, pues se trata de un producto graso que al enfriarse queda adherido a las tuberías produciendo las temidas obstrucciones que tanto nos cuesta combatir.
Esperamos que todos estos consejos y trucos te ayuden a mantener a raya los atascos. En cualquier caso, recuerda que existen empresas de fontanería especializadas que te pueden ayudar cuando los taponamientos sean especialmente complicados y estos trucos no te sirvan de mucho.
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