Si estás buscando un cabecero para la cama, puedes optar por elegir entre uno de madera, de forja o tapizado. Todo dependerá del resto de la decoración de tu dormitorio y de si buscas algo que genere contraste o que se integre de una forma más sutil en el conjunto.
Hoy te traemos una propuesta 100% original, que podrás hacer tú mismo y adaptarla a tu gusto y tus necesidades de espacio. Fácil, rápido y muy económica. Un formato que permite una gran capacidad de personalización.
¿Qué necesitas? ¡Toma nota!
Una tabla de madera cruda, que esté previamente lijada y lisa, sin astillas. Las medidas dependerán del tamaño de cama. Asegúrate de que sea al menos 20 centímetros más ancho que la cama para que no se pierda visualmente al vestirla con las sábanas, edredón y cojines. Un cabecero raquítico creará un efecto óptico nada recomendable.
Barniz resistente para madera de colores naturales como nogal, cerezo o caoba… depende de la tonalidad que quieras darle. También puedes apostar por un toque más colorido. Los tonos azules, verdes o malvas aportan tranquilidad, pero si lo que quieres es crear un efecto más contrastado con el resto de la decoración, opta por un color más oscuro. Sea como sea, aplica siempre pintura especial para madera.
Un pincel o rodillo para barnizar.
Dos hembrillas de fijación para sujetar el cabecero a la pared.
¿Lo tienes todo listo? Apoya la tabla de madera en una superficie plana y ya puedes ponerte a barnizar siguiendo la dirección de la veta de la madera.
Solamente tendrás que hacerlo por las partes visibles, no es necesario que barnices la madera por la parte trasera. Si quieres que quede más oscuro, aplica más capas.
¡Recuerda! Es necesario que dejes secar la madera el tiempo necesario entre capa y capa, para que la superficie quede lisa, sin grumos.
¡Respeta el tiempo de secado! Cuando ya esté seco, dale la vuelta a la tabla y, antes de colocar las hembrillas, mide las fijaciones de la pared para que coincidan con las del cabecero.
Inserta las hembrillas en la parte de atrás del tablero para anclar el cabecero a la pared y asegúrate de que no se mueven.
Coloca tu cabecero en la pared y ya está, ¡disfruta del resultado final!
Nosotros hemos apostado por uno de madera natural para contrastar con el papel estampado de la pared.
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