Si has decidido comprarte una casa, pero no cuentas con todo el efectivo necesario para su adquisición, no te quedará otra que solicitar una hipoteca al banco. Ya te adelantamos que, al menos, tendrás que tener el 20 % del coste de la vivienda ahorrado. ¿y cuáles son los requisitos para que te concedan una hipoteca?
Sin duda, los requisitos para que te concedan una hipoteca son los más peliagudos, pues las entidades financieras son exigentes y miran con lupa cada detalle. A grandes rasgos, esto es lo que demandan:
Buen historial crediticio.
Trabajo estable e indefinido.
Unos buenos ahorros que, al menos, han de ser del 20 % de la vivienda que pretendemos comprar pues el 100 % de la hipoteca es muy difícil de obtener.
Un aval (en caso de ser necesari
Los bancos y cajas juegan sobre seguro y, por este motivo, antes de aprobar sus créditos, suelen realizar un estudio de riesgo en el que tienen en consideración tus ingresos, si cuentas con una cierta estabilidad laboral que puedas avalar con un contrato fijo, además de una cierta antigüedad en la empresa. Sin duda, si eres funcionario esto puntúa a tu favor y el banco lo tendrá muy presente. En cualquier caso, has de saber que tu nivel de ingresos ha de ser lo bastante bueno para que puedas asumir una obligación de pago todos los meses en concepto de hipoteca. En este sentido, no conceden préstamos a aquellos cuya cuota vaya a suponer más de un 35 % de sus ingresos mensuales.
También es cierto que los clientes que llevan tiempo con el mismo banco y han demostrado con creces su solvencia, pues han atendido siempre los pagos de sus créditos y no constan en ningún registro de morosos, parece que tienen más fácil el acceso a esta hipoteca.
En cambio, si has dejado impagada alguna mensualidad o incurrido en números rojos en alguna ocasión, es posible que no logres vencer las reticencias del banco.
También lo tendremos un poco más complicado si tenemos varios préstamos en curso, a pesar de que siempre hayamos sido puntuales con su pago, porque eso implica que tendremos que hacer un mayor esfuerzo de ahorro.
En caso de que lo consideres necesario, siempre podremos recurrir a presentar el aval de una tercera persona, como uno de los progenitores, para mejorar nuestra solvencia de cara a convencer al banco.
Sin embargo, conviene recordar que esto entraña ciertos riesgos para la figura del avalista. En concreto, debe saber que ante el impago de las cuotas hipotecarias, deberá responder por la deuda con todo su patrimonio y sus bienes, tanto presentes como futuros.
Como decíamos al inicio de este artículo, las entidades financieras no conceden el 100 % del precio del inmueble que pretendes comprar. De hecho, sus créditos no superan el 80 %. Es decir, necesitarás tener ahorrado el 20 %, aunque depende de la entidad financiera, el porcentaje queda supeditado al precio de tasación de la vivienda, es decir, el banco te concedería el 80% del valor de tasación.
A esto se suman otros gastos de gestión de la hipoteca, así como impuestos. Por lo tanto, lo recomendable es contar con, al menos, un 30 % de este dinero. Difícilmente la entidad financiera aprobará la hipoteca si no cuentas con este mínimo porcentaje.
Normalmente los bancos suelen concedernos el 80% de la hipoteca y no el 100%. Esto, a la fuerza, nos obliga a disponer de un 20% de dinero ahorrado. No obstante, en determinadas ocasiones es posible aspirar a este 100%. Así, por ejemplo, en el caso de que te decantes por viviendas pertenecientes a la entidad financiera con la que negocias la hipoteca, es muy posible que se muestren muy interesadas en desprenderse de las viviendas que tienen en propiedad y, por este motivo, te ofrezcan ventajosas condiciones como el 100% de hipoteca.
Por supuesto, hay muchas más circunstancias que pueden incidir en esta buena predisposición de los bancos y conseguir el 100% de la hipoteca.
Así, a grandes rasgos, estos son los documentos que deberás aportar:
DNI o NIE en vigor.
Tus últimas nóminas.
Vida laboral.
Escrituras de tus propiedades.
Extracto de tu cuenta bancaria.
Justificantes de otras fuentes de ingresos o rentas como, por ejemplo, lo que percibas por alquilar una vivienda.
Es cierto que adquirir una casa es un momento repleto de emoción, pero antes debemos convencer al banco de nuestra solvencia pues muy pocas personas cuentan con la liquidez necesaria para realizar una compraventa y pagarla en su totalidad con sus propios ahorros.
También es importante que sepamos que en ciertas ocasiones nuestra economía puede atravesar baches, pero hay maneras de aplazar los pagos hipotecarios. En este sentido, te interesará saber que es posible negociar un aplazamiento de hipotecas. De esta manera, podrás posponer el pago de algunas cuotas sin que esto implique generar intereses en favor del banco.
A la hora de elegir una hipoteca, debemos fijarnos en determinados aspectos como qué tipo de interés deseamos dado que existen tres:
Fijo: No hay cambios y permanece estable durante toda la vida del préstamo.
Variable: Fluctúa conforme al Euribor.
Mixto: Es una combinación de los dos anteriores.
Existe un firme compromiso por lograr viviendas cada vez más sostenibles y, por este motivo, se incentiva su compra con bajos intereses. Es lo que se denominan hipotecas verdes. El primero en lanzarlas fue el el banco holandés Triodos Bank en 2013, pero ahora asistimos a un boom.
¿Has escuchado hablar de las hipotecas inversas? Es uno de los productos financieros menos conocidos pero muy interesantes, una manera de obtener una renta alternativa con la que complementar nuestra pensión una vez alcanzada la jubilación
En definitiva, negociar una hipoteca es un tema delicado que requiere nuestra máxima atención ya que estableceremos una vinculación prácticamente de por vida con el banco. Por lo tanto, estudia todo con detenimiento y no peques de precipitación.
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