Lo primero que tenemos que hacer es medir la pared donde va a ir nuestro mosaico. Podemos decantarnos por llenar la pared, o bien decorar solo una parte, ya sea central o partiendo de un lado.
Después, crearemos una plantilla de cada marco poniendo este encima de un papel o cartón y marcando el contorno.
Señala con un número o con un nombre cada plantilla para identificar los cuadros.
Sobre el suelo, haz pruebas hasta encontrar el mosaico que más te guste. Hay muchísimas maneras de crearlo, dependerá del tamaño de los cuadros, de si prefieres colocarlos de manera lineal o desordenada; si los grandes los prefieres juntos o separados; si la composición la quieres más horizontal o más vertical,…. Si estas pruebas las haces directamente con los cuadros y no con las plantillas creadas, podrás ver mejor el resultado final.
Este paso puede resultar complicado, así que si necesitas inspiración, en Internet encontrarás muchas opciones.
Pega las plantillas en la pared.
Sustituye cada papel por su cuadro y cuélgalo.
¡Tu mosaico está listo! Contémplalo y disfruta de tu obra.
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