En el mercado existen distintos tipos de puertas, y debes tener presente que las puertas abatibles pueden tropezar con otros muebles o entorpecer el paso. Asimismo, las puertas correderas se han convertido en unas estupendas alternativas para mejorar la accesibilidad de algunas zonas como, por ejemplo, el baño. Por lo tanto, unas correderas parecen postularse como la opción perfecta para evitar estos inconvenientes.
Si te apetece dar el paso y lanzarte a reemplazar una puerta de apertura normal por una de estas características, antes has de tener en cuenta varios aspectos. Así, en el mercado es posible encontrar dos clases de puertas correderas.
Las que necesitan obra para su instalación y que son aquéllas que al abrirse se introducen en el interior del tabique gracias a una instalación encastrada.
Las que pueden colocarse sin necesidad de llevar a cabo reformas, ya que quedan visibles y montadas sobre unos rieles o guías instaladas en la pared.
En este artículo te vamos a explicar cómo llevar adelante el segundo caso. Eso sí, recuerda que necesitarás espacio en uno de los lados para que la puerta pueda deslizarse cuando permanezca abierta. Una vez hecha esta advertencia, nos adentramos en su explicación.
Es evidente que cada vez más encontramos a más amantes del bricolaje dispuestos a reconvertir una puerta normal en una corredera. Lo cierto es que la tarea es más fácil de lo que parece a priori. Únicamente hace falta ponerse a ello sin perder un minuto y reciclar esa vieja puerta abatible que puede seguir prestándote un estupendo uso como corredera.
Reduce el hueco. Para ello tendrás que retirar tanto la puerta como el marco, dado que la hoja no cubrirá el hueco por completo. Recuerda desprender también las bisagras del marco y el resbalón.
Arregla la puerta. Detalles como las bisagras y el tirador perderán su razón de ser en cuanto la transformes en corredera. Rellena los huecos restantes con masilla de carrocero y pinta después para que no se aprecien.
Escoge una manilla especial para puertas correderas e instálala.
Coloca los rodamientos. Estos se fijan con unos tornillos en el canto superior de la puerta.
Instala la barra o guía, pero asegúrate de que está correctamente nivelada antes de anclarla a la pared con tornillos y tacos.
En suma, ya has visto que esta tarea no es tan difícil y que puedes ponerte a ello en cualquier momento. Recuerda recopilar todo el material necesario y plantear las posibles dudas a los expertos de la tienda de bricolaje a la que acudas. Sin duda, este puede ser el principio de la transformación de todas las puertas de tu hogar en correderas, ¿no te parece?
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