No podemos olvidar que los edificios son responsables del 39 % de las emisiones de CO2, del 40 % del consumo de energía y del 13 % del consumo de agua. En consecuencia, resulta crucial apostar por la sostenibilidad de la construcción. Precisamente en esta línea trabaja la Certificación LEED.
Aunque este sistema fue creado en 1993, es ahora cuando está alcanzando las mayores cotas de popularidad dada la importancia creciente que se le está prestando a la sostenibilidad de nuestras acciones y, por supuesto, la forma en la que construimos no iba a escapar a este desvelo.
Así, originariamente, este certificado solo se encontraba implantado en los Estados Unidos, pero poco a poco fue trasladándose a otros países. A día de hoy es ampliamente conocida en el sector y cada vez un mayor número de edificios se acogen a ella. En concreto, en España, en 2021, se estima que 960 proyectos estaban certificados o en proceso de evaluación.
Pero ¿en qué consiste exactamente? Esta acreditación busca aportar al mundo de la construcción estándares de eficiencia en el uso de agua, la luz natural o la energía, además de centrarse en una serie de materiales considerados sostenibles que puedan mejorar la calidad de vida a los habitantes del inmueble.
Sin duda, dicha calificación ofrece grandes beneficios. De esta manera, podemos citar los siguientes:
Atracción de compradores y posibles interesados, pues hablamos de edificios más saludables y de mayor eficiencia energética.
Diferenciación del mercado.
Alineamiento con los objetivos de sostenibilidad internacional que plantea la Agenda 2030.
Se abre la opción de solicitar financiación verde que prestan numerosos bancos.
Reducción de emisiones.
Desgravación fiscal.
Una vez explicado en qué consiste, toca hablar de su tramitación porque es cierto que para muchos estamos ante una certificación totalmente desconocida cuya existencia plantea numerosos interrogantes.
Debemos dejar claro que este sello se basa en un sistema de puntuación. En concreto, los edificios van ganando puntos LEED en función del nivel de satisfacción que ofrezcan en determinados aspectos. De esta manera, podemos destacar los que referimos a continuación:
Innovación en el diseño (ID).
Sitios sostenibles (SS).
Energía y atmósfera (EA).
Eficiencia en el uso del agua (WE).
Materiales y recursos (MR).
Agua y residuos (AR).
Calidad del ambiente Interior (IEQ).
Así, dependiendo de la puntuación conseguida, podremos encontrarnos con el siguiente escenario:
Certificación LEED Platinum: se necesitan 80 o más puntos para su obtención.
Certificación LEED Gold: varía entre los 60 y 79 puntos.
Certificación LEED Silver: se precisan entre 50 y 59 puntos para conseguirlo.
Certificación LEED Certified: que exige tan solo 40 y 49 puntos.
Por supuesto, debemos tener en cuenta un largo proceso que es necesario para tener finalmente reconocida esta certificación en nuestro edificio. Vamos a ver de qué pasos se compone:
Un previo análisis del edificio para comprobar si puede aspirar a la certificación LEED.
El registro en el USGBC (US Green Building Council).
Preparación de la solicitud y su correspondiente presentación.
El organismo revisa la solicitud para asegurarse de que cumple con los requisitos marcados.
Si todo está en orden, se expide la certificación y se podrá contar con una placa en el edificio, además del certificado oficial en papel.
Además, será preciso pagar una tasa de revisión de la certificación. Eso sí, urge armarse de paciencia, pues -como se suele decir– las cosas de palacio van despacio ya que todo el proceso se puede demorar entre 5 o 6 años hasta que finalmente se obtiene la ansiada certificación.
Por este motivo, conviene comenzar a recabar toda la documentación precisa cuanto antes para que se puedan iniciar los trámites sin dilación.
Toda la documentación la revisa el Spain Green Building Council (SpainGBC), fundado en 1998, y que está radicada en Madrid.
A día de hoy, un creciente número de edificios engrosa la lista de construcciones que ostentan este aval. Así, destaca especialmente el área metropolitana de Madrid, en segundo lugar el área de Barcelona, con la mitad de edificios que en Madrid, y finalmente Bilbao.
Esta certificación también presta atención a aspectos como el lugar en el que se construye. De hecho, el organismo emisor de este sello desaconseja construir en lugares que no sean urbanos porque considera que los que se encuentran fuera de los núcleos de las ciudades impactan más en el entorno.
Desde el Green Building Council defienden esta postura porque, según sostienen, se evitan los siguientes perjuicios:
Impactos del edificio en el suelo y el agua.
Erosión.
Contaminación lumínica.
Transporte.
Polución.
Dicho todo esto, parece claro que la certificación LEED es una de las más demandadas actualmente. No podemos pasar por alto la intención por parte de la UE de que en 2050 contemos con una gran presencia de ciudades verdes y edificios sostenibles.
Lo cierto es que no se trata de un mero capricho europeo, pues la actual emergencia climática nos obliga a tomar medidas con respecto a nuestra forma de vivir y ‘estar’ en el planeta.
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