Quizás no sepas qué motivó a reconvertir los barcos en casas. Lo cierto es que fue tras la II Guerra Mundial cuando surgió la necesidad de reutilizar los navíos de una manera bastante novedosa: como vivienda. De esta manera, se solucionó también el problema de la falta de casas.
Sin duda, esta nueva manera de vivir está ganando popularidad. Tanto es así que en zonas de gran interés inmobiliario como Torrevieja, y ante la falta de suelo urbanizable, están apostando por casas flotantes de uso residencial. Al menos esa es la intención de la empresa española Home Aboard, que ya cuenta con una vivienda en el puerto deportivo en Marina Salinas de Torrevieja (Alicante) con capacidad para ocho personas.
Una de las más bonitas, pero también caras, la encontramos flotando sobre el río Amstel, y cuesta 1,3 millones. Se encuentra amarrada en pleno centro de Ámsterdam y ofrece más de 140 metros cuadrados distribuidos en tres dormitorios, dos baños y, por supuesto, cocina.
Cuenta con el lujo de unos suelos de madera de roble y paredes de cuero, además de unas vistas inmejorables.
La casa Sotheby's ha sido la encargada de su venta, tal y como nos cuentan en este artículo del portal inmobiliario Idealista.
Estos preciosos y sofisticados dúplex han sido construidos sobre una base flotante con pompones de acero que le permite adaptarse a las bajadas y subidas del nivel de agua del lago.
Sin duda, acercarse a ella es todo un privilegio y gozarla como propietario, aún más. Su dueña es Meredith, una profesora de arquitectura en la Universidad de Toronto que ha construido un hogar de película.
Sin embargo, la mayor casa flotante, al menos según la Biblia, ha sido la legendaria arca de Noé, cuya réplica puedes visitar en Kentucky, pero es cierto que no está sobre agua, sino sobre tierra firme a la espera del gran diluvio.
Se ha diseñado con vocación de parque temático que cualquier curioso puede ir a visitar.
Estas casas flotantes empezaron a llenarse de inquilinos tras la II Guerra Mundial, pues los empleados navales necesitaban vivir en un sitio cercano a su lugar de trabajo. Tras ser abandonadas por estos trabajadores, pasaron a acoger a una comunidad hippie. Actualmente componen una barriada colorida rebosante de encanto que conviene no perderse en una visita a la ciudad.
En resumen, las casas flotantes no son solo el capricho de los amantes del mar, sino también de los que disfrutan con una vivienda con vistas preciosas y apabullantes a los que, además, les gusta vivir de una manera diferente.
O cuéntanos lo que necesitas y nos pondremos en contacto contigo lo antes posible