En nuestro país ya existen ejemplos de esta clase de viviendas. En este sentido, podemos citar la Casa Martina, ubicada en Madrid, y cuyo dueño, José Vaquero, es además propietario de una empresa especializada en energías renovables. Esta casa, levantada en 2013, fue el primer hogar autosuficiente de la Comunidad de Madrid, y se distingue por los siguientes elementos:
Abastecimiento a través de energía fotovoltaica, solar térmica y geotérmica. Esto se traduce en instalación de placas fotovoltaicas, generador eólico o colectores solares y una bomba de calor geotérmica.
Excelente aislamiento.
Una orientación adaptada al entorno y que le permite beneficiarse del sol en invierno sin sufrir su calentamiento durante el verano.
El aire se renueva en el interior de la casa gracias a un pozo canadiense y, por lo tanto, no es preciso abrir ventanas. En concreto, un pozo canadiense o provenzal consiste en unos conductos instalados a poca profundidad (entre dos y cinco metros) por los que circula el aire. A esta distancia el aire suele estar entre los 18 y los 23 grados centígrados, por lo que resulta perfecto para mantener la casa siempre a una temperatura adecuada.
Aprovechamiento de las aguas pluviales y de las llamadas aguas grises. Estas últimas son las sobrantes de las duchas, los lavabos o el fregadero, entre otros, que se pueden reutilizar para –por ejemplo– regar el arbolado de la finca.
Si quieres saber un poco más acerca de esta casa, puedes leer este artículo del portal especializado Eseficiencia.
Las casas autosuficientes pueden, asimismo, ser capaces de crear energía no solo para su propio mantenimiento, sino que la sobrante la pueden aprovechar otros usuarios ajenos a la vivienda. De esta manera, el excedente se vierte en la red eléctrica, aunque también se puede almacenar en baterías para cuando, por ejemplo, las condiciones meteorológicas no permitan producir la suficiente energía.
Aunque es cierto que el elevado precio de la construcción de este tipo de casas desanima a muchos usuarios, pues lo creen excesivo. Sin embargo, debemos tener presente que enseguida apreciaremos el ahorro energético en casa, pues tendremos consumo cero.
También el hecho de saber que no estamos emitiendo CO2 a la atmósfera y contribuyendo, por lo tanto, al temido cambio climático es un beneficio impagable.
Sin duda, el último paso para contar con una casa autosuficiente es que ésta también disponga de huerto en el que abastecernos: naranjos, manzanos, limoneros… Quizás no sea mucho, pero nos encantará degustar nuestra propia cosecha.
En definitiva, las casas autosuficientes no son una utopía, sino un tipo de vivienda que está a nuestro alcance y que nos permite despedirnos de nuestras facturas eléctricas. Pero es cierto que requieren una fuerte inversión para llevarlas adelante.
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