Vamos a ver paso por paso el procedimiento adecuado para dejarlos en perfecto estado de revista y ¡de visitas!
En primer lugar, te recomendamos que limpies todo el polvo que pueda haber depositado en el cristal. Procura hacerlo con un trapo que no suelte pelusas. Sin duda, un plumero resulta la mejor elección.
Pero ya te adelantamos que no debes pulverizar sobre el cristal, sino sobre el paño que vayas a usar. Después limpia rápidamente para evitar que se seque. Conviene que no limpies con el sol incidiendo de manera directa sobre la ventana pues el limpiacristales se secará enseguida y no te dará tiempo a trabajar adecuadamente con el producto. Así, es muy probable que te queden manchas.
Es posible que no llegues a todos los rincones de tu ventana. Por lo tanto, procura hacerte con el material que te ayudará en esta tarea. En concreto, te proponemos que adquieras un palo telescópico. Así, te permitirá alcanzar con facilidad espacios que se encuentren hasta a casi 4 metros de altura.
Si no lo haces así, te expones a que vayan cayendo los posibles chorros en zonas que ya habías limpiado.
Aunque en el mercado encontramos abundante oferta de productos limpiacristales, puedes elaborar tu propio limpiador en un santiamén con ingredientes ecológicos, pero sumamente efectivos.
Existen infinidad de recetas para conseguirlo. De esta manera, puedes utilizar amoníaco y agua a partes iguales, pero también el jabón de lavavajillas diluido con agua. Otra solución la encontrarás en el vinagre blanco mezclado con cuatro partes de agua con un poco de bicarbonato.
Seguro que recuerdas haber visto a tu madre –o quizás tu padre– limpiando los cristales valiéndose de unas páginas de periódico viejo. Lo cierto es que este método es muy adecuado para frotar sin miedo alguno los cristales pues no los rayará, no desprende pelusas e incluso deja una capa invisible que proporciona una protección contra la suciedad.
Nos vas a permitir que concluyamos este artículo presentándote un consejo que seguro que ni imaginabas. En concreto, te proponemos que recurras a una cebolla partida por la mitad y que la dejes actuar durante unos 5 minutos aproximadamente sobre la superficie sucia. Puedes aclarar vaporizando agua con vinagre. Concluye secando con un periódico.
Sin duda, limpiar los cristales es todo un arte y si estás al tanto de ciertos trucos, ya verás cómo los buenos resultados se aprecian enseguida.
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